Los cánceres ginecológicos afectan a los órganos reproductores femeninos y representan una de las principales causas de mortalidad en mujeres a nivel mundial. Existen seis tipos principales: cáncer cervicouterino, de ovario, de endometrio, de trompas de Falopio, de vagina y de vulva. Cada uno tiene características específicas en cuanto a síntomas, factores de riesgo y métodos de detección.
En Chile, el cáncer cervicouterino es uno de los más relevantes en términos de incidencia y mortalidad, cobrando la vida de dos mujeres al día. Expertos enfatizan que gran parte de los casos son prevenibles con controles ginecológicos periódicos y la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), que ya forma parte del Plan Nacional de Inmunización.
Cáncer cervicouterino: una enfermedad prevenible
Está estrechamente relacionado con la infección persistente por el VPH, especialmente los subtipos 16 y 18. Aunque en etapas tempranas no presenta síntomas, en fases avanzadas puede generar sangrado vaginal anormal, dolor pélvico y molestias durante las relaciones sexuales. En su fase más agresiva puede provocar pérdida de peso y fatiga extrema.
La prevención se basa en la vacunación temprana contra el VPH y en controles periódicos mediante Papanicolaou o test de VPH, exámenes que permiten detectar lesiones precancerosas. “Hoy una mujer puede asegurarse un diagnóstico precoz con un control cada tres o cinco años, lo que hace una diferencia enorme en términos de sobrevida”, señaló el Dr. José Miguel Bernucci de la Fundación Arturo López Pérez -FALP-.
Cáncer de ovario: el más difícil de detectar
Es conocido como el “asesino silencioso”, ya que sus síntomas suelen confundirse con enfermedades digestivas. Muchas veces se diagnostica en etapas avanzadas, cuando el pronóstico es menos favorable. Entre los síntomas de alerta están el dolor abdominal persistente, hinchazón, estreñimiento y sensación de saciedad precoz.
Las mujeres con antecedentes familiares de mutaciones genéticas BRCA1 o BRCA2 tienen mayor riesgo, motivo por el cual los controles ginecológicos periódicos y la asesoría genética son fundamentales.
Cáncer de endometrio: diagnóstico más temprano
Se origina en el revestimiento interno del útero y suele detectarse precozmente gracias a un signo evidente: el sangrado anormal en mujeres postmenopáusicas. Aunque tiene una tasa de sobrevida mayor que otros cánceres ginecológicos, los factores de riesgo como la obesidad, la edad y los tratamientos hormonales deben ser considerados para adoptar medidas preventivas.
Cáncer de trompas de Falopio: uno de los menos frecuentes
Aunque es raro, su diagnóstico se confunde muchas veces con el de cáncer de ovario. No existen pruebas rutinarias para su detección, pero en mujeres con riesgo hereditario alto puede recomendarse la cirugía preventiva que incluye la extirpación de trompas y ovarios.
Cáncer de vagina y vulva: síntomas que no deben ignorarse
Aunque poco frecuentes, estos cánceres pueden generar sangrado vaginal fuera de lo común, flujo persistente, dolor durante las relaciones sexuales y aparición de masas o lesiones que no cicatrizan. El cáncer de vulva, en particular, suele diagnosticarse en mujeres mayores de 60 años, aunque también puede afectar a jóvenes con infección por VPH.
El impacto en Chile y la importancia de la prevención
Según datos del Ministerio de Salud, en Chile los cánceres ginecológicos representan un desafío creciente para el sistema de salud, especialmente en mujeres que han abandonado los controles ginecológicos. Los especialistas advierten que los chequeos periódicos, la vacunación contra el VPH y la consulta temprana ante síntomas anormales son claves para salvar vidas.
Desde la Fundación Arturo López Pérez (FALP) recomiendan además adoptar hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio, evitar el consumo de tabaco y moderar el consumo de alcohol, factores que contribuyen a reducir el riesgo de varios tipos de cáncer.
En conclusión, los cánceres ginecológicos, pese a su gravedad, pueden enfrentarse de mejor manera con educación, prevención y detección temprana. El llamado de los especialistas es claro: mantener los controles ginecológicos al día, vacunarse contra el VPH y consultar sin demora ante cualquier síntoma inusual.
La importancia de la prevención en los cánceres ginecológicos
Si bien cada tipo de cáncer ginecológico tiene sus particularidades, todos comparten medidas de prevención similares, que aplicadas a tiempo permitirían disminuir su incidencia y mortalidad.
En ese sentido, las recomendaciones son:
- Vacunación contra el VPH: protege frente a los cánceres relacionados con este virus, como el cervicouterino, vaginal y de vulva.
- Controles ginecológicos regulares: permiten detectar a tiempo lesiones precancerosas o síntomas iniciales en el cuello uterino, el endometrio, los ovarios, la vagina o la vulva.
- Exámenes preventivos: como el Papanicolaou y el test de VPH, que son esenciales en la prevención del cáncer cervicouterino.
- Escuchar al cuerpo: no normalizar señales como sangrado anormal, dolor pélvico persistente, flujo inusual o lesiones que no cicatrizan.
- Hábitos saludables: mantener un peso adecuado, realizar actividad física, evitar el tabaquismo y llevar una alimentación equilibrada.
- Historia familiar: conocer si existen antecedentes de cáncer ginecológico o mutaciones genéticas (como BRCA1 y BRCA2) ayuda a evaluar la necesidad de estudios especiales o medidas preventivas.