Mientras algunos disfrutan con la llegada de la primavera, se sienten alegres al tener días más luminosos y cálidos, otros viven lo contrario, presentando sensaciones de tristeza, desmotivación y falta de energía. Esto, los especialistas lo describen como un trastorno afectivo o depresión estacional, que se puede gatillar por los cambios de estación y modificaciones en la luz solar que recibimos.
¿Por qué ocurre? El psiquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Paul Vöhringer, explica que durante el solsticio de otoño se acorta el fotoperiodo en cerca de un 30 por ciento, mientras que en primavera se alarga en la misma proporción. Esa variable, que es la cantidad de horas de luz, dice el especialista puede impactar a todas las personas, pero “hay un porcentaje, un grupo específico de la población que tiene una cierta vulnerabilidad y susceptibilidad previa de base más hereditaria, más genética en la cual, esta disminución o aumento abrupto de fotoperiodo induce fases anímicas”.
Asimismo, Vania Martínez, académica del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia (CEMERA) de la Facultad de Medicina y directora del Núcleo Milenio Imhay, explica que puede existir más de un factor que gatille el episodio anímico. La psiquiatra infanto-juvenil asegura que los cambios de luminosidad, “más la época del año que en general en el segundo semestre hay mayores estresores, más fechas significativas. Para mucha gente, las fechas familiares o de reunión, como fiestas patrias, navidad y año nuevo, afectan más emocionalmente”.
Además, la académica de la Facultad de Medicina de nuestro plantel, afirma que específicamente en esta época del año, “el cambio de invierno a primavera puede provocar alteraciones del ánimo sobre todo en las personas que tienen trastornos del ánimo más bien del espectro bipolar”.
¿A qué síntomas hay que estar atentos?
Ambos especialistas llaman a prestar atención a personas que tienen depresiones recurrentes, con antecedentes familiares de episodios similares y a recurrir a un especialista cuando se generen cambios de ánimo sin mayor explicación o que persistan en el tiempo.
Aclaran, además, que al igual que cualquier cuadro depresivo, dicho trastorno puede presentarse a través de una disminución del estado de ánimo de manera prolongada, por lo menos por dos semanas y la disminución de placer y disfrute por las cosas o situaciones que habitualmente si lo eran. La profesora Martínez, dice que “la persona no tiene agrado o ganas de hacer ciertas cosas que antes le interesaban”.
Por su parte, el académico Paul Vöhringer añade qué junto a sentirse desmotivados, los pacientes pueden sufrir episodios de “angustia, alteraciones del sueño, del apetito y de la libido”. Además, el psiquiatra advierte que este trastorno del ánimo ocurre dos o tres veces más frecuentemente en mujeres que en hombres.
¿Qué tratamientos se pueden aplicar?
Paul Vöhringer, explica que si se está solo frente a un paciente con patrón estacional, sin otros antecedentes, en general, lo que se hace en otoño, es indicar el uso de luminoterapia. Dicho tratamiento consiste en el uso de una lámpara específicamente diseñada para aportar al día 30 minutos de luz, simulando la solar. En caso contrario, pensando en primavera, se le recomienda a la persona que abra cortinas o persianas más tarde, para evitar una mayor luminosidad.
Además, si la persona presenta un episodio leve, se recomienda el uso de algún tipo de psicoterapia. Ahora, si los síntomas son moderados a severos se podría indicar el uso de fármacos.
Vania Martínez enfatiza en recurrir al especialista en caso de notar algunos de los síntomas expuestos anteriormente. “Nuestra sociedad ha promovido mucho el individualismo, ‘arreglárselas por sus propias uñas’, se relaciona como que la depresión fuera una debilidad porque la gente les dice, ‘tienes que ser más fuerte’, entonces como que fuera un valor la fuerza y no fuera un valor en que de repente uno puede estar mal”, sostiene la especialista y apunta a generar mayor educación emocional en la población para disminuir el estigma que tiene sufrir algún tipo de afección mental.
La pandemia, ¿puede gatillar una depresión de primavera?
Efectivamente el confinamiento, junto al aislamiento físico y la incertidumbre presentes durante pandemia, por la propagación del COVID-19, son estresores que pueden impactar en la salud mental de las personas. El profesor Vöhringer asegura que “si una persona está enclaustrada, está con el riesgo y la incertidumbre laboral y económica, con el temor de infección de él mismo o de algún familiar de riesgo, eso ya es un caldo de cultivo… (…) por lo tanto si nosotros tenemos la posibilidad de que el síndrome estacional aparezca, claramente va a aparecer con mayor probabilidad hoy más que antes”.